Lita Pérez Cáceres, considerada una de las principales cuentistas paraguayas contemporáneas, demuestra que la creatividad no tiene límites de edad con este relato extraordinario que combina elementos fantásticos con una profunda exploración de la amistad y la pérdida.
Con una extensa trayectoria literaria, Lita Pérez Cáceres es considerada una de las principales cuentistas paraguayas contemporáneas. Nacida en Asunción en 1940, pasó parte de su juventud en Argentina, donde realizó sus estudios, regresando a Paraguay en 1965 donde comenzó su carrera literaria.
En 1985 ganó un concurso de cuentos que la impulsó a seguir escribiendo. Desde entonces, sus relatos han sido publicados en revistas y suplementos literarios de Paraguay. Ha publicado dos libros de cuentos: “María Magdalena María” (1997) y “La Pasión” (2006); dos novelas: “Encaje Secreto” (2002) y “Amalia al Amanecer” (2004, en coautoría); y obras infantiles como “Rebeldía en el Jardín” (2004). También se ha desempeñado como periodista en importantes medios paraguayos. Sus cuentos han sido incluidos en destacadas antologías de narrativa paraguaya y latinoamericana. Es miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay y de Escritoras Paraguayas Asociadas.
Un timbre en la noche de September
Suena el timbre y Renata no quiere salir del sueño, pero algo la empuja a destapense, a doblar las piernas y a apoyar sus pies en el suelo frío. Aún no abre los ojos, demora ese momento, sabe que puede marearse, sabe que debe permanecer inmóvil. El timbre sigue sonando cada vez más estridente, cada vez más furioso, al menos así le parece a ella. Renata hace los movimientos suavemente, revolea la cabeza como el doctor le enseñó, él dice otra palabra pero ella no la recuerda…y sigue el timbre. Renata abre los ojos, enfoca su mirada en las chinelas y grita casi YA VA, ya va…
Se pone de pie y camina sin problemas casi derecha, pasa frente al espejo que está sobre su cómoda y se ve bien peinada, recuerda cuando iban a las milongas con Margot. Se divertían sanamente. El timbre, que ya no escuchaba más parece explotar dentro de su cabeza. ¿Quién puede ser? Quién puede venir si nadie sabe que la trasladaron a este planeta de nombre poético, SEPTEMBER. Aquí trasladan a los más mayores, a los que están por llegar a la cuarta edad. Con pasos seguros se dirige hacia la puerta de calle, cruza la zona de la sala y sufre un leve mareo al llegar allí. Abre. No hay nadie, el cielo azul e inmenso luce espendoroso, iluminado por millones de estrellas y Renata casi se cae al darse cuenta de que su casa no se apoya en la superficie de la Tierra o de SEPTEMBER, como sea. Es como si fuera en un viaje de una película de Disney. Su casa le parece tan liviana, tan etérea y ¡ESTÁ NAVEGANDO EN EL CIELO! Su casa, la luna, las estrellas, todas viajan y Renata es muy feliz, no tiene miedo ni se hace preguntas, solo es feliz. El timbre la vuelve a desesperar, pero si no es la puerta ¿de dónde sale ese timbre?
Entonces vuelve a cerrar la puerta de calle y entra aún con la plenitud en su corazón, sigue muy feliz…presta más atención a ese timbre….pero no puede ser posible… si, si recuerda que lo guardó en el primer cajón del modular de la sala. Lo abre. Allí está encendido y vibrando, está como se lo pidió Margot.
No fue hace tanto tiempo, solo unos meses.
Eran tan amigas, se querían más que hermanas, discutían también por banalidades, Margot era fanática de Olimpia y Renata de Cerro y los días de clásico decidían no llamarse porque siempre se encendía la chispa de alguna discusión.
Renata quedó viuda y fueron más cercanas aún porque Margot se había separado de su marido. Jugaban al bingo solo una vez al mes —el presupuesto no daba para —Alcides las llevaba y las traía en su viejo taxi por un precio especial, como también las llevaba y las traía de la parrillada donde las atendían como reinas, una vez al mes…y pare de contar. Luego pasaban el resto del mes recordando lo tierna que estuvo la tapa cuadril. Margot era quien había llevado a Renata “por el sendero del pecado” —como decía ella misma —y le hacía gastar toda la jubilación hasta el último suspiro. También iban al teatro de vez en cuando y a conferencias gratuitas y presentaciones de libros porque el sobrino de Renata era historiador y sin falta las invitaba. Pero aguantaban, lo que más las divertía eran los comentarios al día siguiente y eran un par de felices amigas, hasta que Margot tuvo un infarto.
Renata fue hasta el sanatorio, no podía dejar de verla en esa ocasión y gracias a una enfermera buena pudo entrar unos minutos. Allí estaba Margot con sus ojos inmensos abiertos y expectantes. ¡Qué suerte que viniste! Vení, vení, antes de que lleguen mis hijos, tengo que pedirte algo.
Margot murió esa noche y Renata pudo cumplir con el pedido de su amiga, aunque le pareció una tontería. Margot siempre había creído en los extraterrestres y había convencido casi a su amiga- de que había otros mundos donde uno podía vivir feliz. A pesar de su simpleza y a su casi total falta de imaginación Renata había cedido en algo y había comprado un lote en September. “amplio, de belleza inigualable, con flores en los canteros y arroyos que cruzan la propiedad murmurando una música bellísima solo para sus propietarios. Una propiedad en September no era para cualquiera, quien accediera a una, debía ser una persona especial, con una vida interior tan rica que no le hiciera falta nada más para ser feliz…”
El planeta nuevo, September, planificado por hombres que buscaban la comodidad y el placer para sus clientes cumplía con todos los requerimientos que podía ansiar un ser humano. Muchos ejecutivos los habían adquirido para cuando lo necesitasen y osaran viajar por el espacio para quedarse en él.
Ese pensamiento sacudió a Renata, su casa estaba navegando en el espacio infinito, ella ya estaba… el timbre volvió a romper el silencio. Renata abrió el cajón donde había guardado su celular pensando que nadie la llamaría allí, en September.
—Hola —dijo, sabiendo quien respondería-
—Hola Renata, amiga querida ¿te das cuenta ahora porque te pedí que guardes mi celular en mi ataúd? Ahora vamos a estar juntitas viajando y charlando, ahora ya nadie nos podrá separar. En September la felicidad es total.
Lambaré, 9 de mayo de 2019.