Por Claudio Velázquez @claudiusvelaz
A 30 años del descubrimiento de los archivos de la dictadura de Stroessner, Claudio Velázquez documenta los testimonios más brutales del régimen que aterrorizó Paraguay durante décadas.
En estos primeros meses, con el aniversario de la caída del régimen de Alfredo Stroessner y 30 años del hallazgo del archivo del terror, varios lectores se mostraron interesados sobre este período de la historia paraguaya. Nos parece importante, en este número, dejar un relato sobre uno de sus terribles personajes y de igual manera, insistir en la necesidad de incluir este triste período, debidamente y como corresponde, en el área educacional de jóvenes.
El testimonio que helará tu sangre: así torturaban en la dictadura paraguaya
“Cuando a mí me piletearon, me agarraron cerca de las 22:00 horas. Y me torturan hasta cerca de las 04:00 horas. Pero era por espacios, es decir, que me dejaban respirar un rato y después comenzaban de vuelta. Cuando me largan fue porque me da un ataque al corazón. Despierto y me siento desnudo, envuelto con algo, y le veo a Kururu Pire”.
Este escalofriante testimonio pertenece a Roberto Antonio Villalba, Asunción, 1983, y forma parte de los archivos documentales que revelan la brutalidad sistemática del régimen stronista.
“Kururu Pire”: el verdugo que aterrorizaba desde las sombras
Lucilo Benítez, más conocido como “Kururu Pire”, junto a sus fechorías durante la dictadura de Alfredo Stroessner, están registradas desde la década de 1960, y era el compañero despiadado de los procesos de tortura con el recientemente fallecido Camilo Almada “Sapriza”. El ensañamiento y maldad demostrados por Kururu Pire no tienen límite.
Varios de los testimonios encontrados por la Comisión Verdad y Justicia, encuentran al citado como encargado de los procesos de tortura en la “pileta”. “A mí me desnudan, me esposan los pies y me meten boca abajo en una pileta… Lucilo Benítez, con lo grande que era, se sentaba encima, y me hundía, ya estaba boca abajo, esposado, y él se sentaba encima de mí, cuatro o cinco tipos dando vueltas. La sensación de ahogo y de desesperación eran indescriptibles, sumado a la sensación de impotencia, porque uno tiene las manos esposadas, los pies esposados y está boca abajo con Lucilo Benítez encima, sabiendo que él era parecido a esos luchadores, y uno trata de salir, por si fuera poco los demás cerca”.
Este testimonio pertenece a Diego Abente Brun, Asunción, 1976, y revela la metodología sistemática de tortura empleada por el régimen.
Los métodos de tortura que marcaron una generación
También es recordado por infligir tormentos a golpes, algunos de sus victimarios recuerdan que no les dejaba descansar. “Dormíamos en el piso. Tengo grabada en mi mente la forma del calabozo. Cuando estábamos acostados en el piso, Kururu Pire se subía arriba y tiraba ladrillos encima de nosotros. No te dejaban dormir, y cuando podíamos dormir aparecían esas ratas enormes que te mordían.”
Este testimonio corresponde a Bernardo Rojas, Asunción, 1974, y ilustra la crueldad sistemática que caracterizaba los métodos del régimen.
El terror psicológico como arma de control
Cuando de niño uno desobedecía las órdenes de los padres, la amenaza inmediata hacía alusión a los policías “háke el policía te va a llevar”. No era de menos la amenaza, teniendo en cuenta lo que representaba caer en las garras del despiadado Kururu.
En el año 2009, por Decreto presidencial, se da de baja a este macabro personaje, en el 2019 enfrenta un proceso judicial como consecuencia de la muerte de la profesora Celestina Pérez, fallecida en 1974. Al momento de escribir el artículo, no se tiene registro actualizado de su paradero.
La importancia de recordar para no repetir
Este nombre, junto al de otros, no debe ser olvidado, debe ser recordado como el extremo de la maldad e impunidad. La documentación de estos testimonios no solo sirve como registro histórico, sino como advertencia para las futuras generaciones sobre los peligros del autoritarismo y la importancia de defender los derechos humanos.
Los archivos del terror, descubiertos en 1992, contienen más de 700,000 documentos que revelan la extensión y brutalidad del aparato represivo stronista. Personajes como “Kururu Pire” representan la cara más siniestra de un sistema que utilizó el terror como herramienta de control político durante 35 años.
La memoria histórica de estos acontecimientos trasciende el ámbito académico para convertirse en una responsabilidad ciudadana: recordar para que nunca más se repitan estas atrocidades en territorio paraguayo.
Fuente: Comisión Verdad y Justicia (2008). Las principales violaciones de los derechos humanos. Tomo II. Editora J.C. Medina. Asunción, Paraguay. Imág. Diario Abc Color.