Un análisis profundo sobre las motivaciones reales que impulsan a millones de personas a escribir en un mundo saturado de contenido, desde las razones más nobles hasta las más controversiales.
Por Manuel Vegega
LIBROS DE ARENA
¿Por qué escribimos?
En 2010, los expertos de Google determinaron que en el mundo se escribieron 129,864,880 libros. En 2021 podemos asegurar que superamos la barrera de los 130 millones. Sin embargo, un lector voraz no podrá leer más de 4,500 libros a lo largo de su vida.
Estos números demuestran que existe un excedente de libros en el mundo y muchos de ellos no tendrán el alcance que el autor/la autor/espera.
En este artículo queremos profundizar en las motivaciones que mueven a millones de hombres y mujeres a publicar un número sideral de obras. ¿Por qué escribimos para empezar? Una pregunta tan sencilla que podríamos responder en una sola línea o en un artículo y que igualmente podríamos desarrollar en un libro. Es una pregunta de tintes filosóficos que requiere un trabajo meticuloso por nuestra parte.
Por lo tanto, decidimos desglosar las principales motivaciones y crear dos secciones diferentes para su estudio. Por un lado, están las motivaciones puras, luminosas que consideramos que aportan algo positivo al mundo y más abajo las motivaciones no tan claras o auspiciosas. Iniciemos, sin más preámbulos, con las motivaciones positivas por las que escribimos:
Las motivaciones luminosas: cuando escribir transforma
• Escribimos para comunicarnos con los demás:
Tenemos una necesidad de comunicarnos a un nivel más profundo de lo que podemos llegar con una conversación.
• Escribimos por un llamado divino:
Una luz en nuestro interior que podría ser un llamado de una entidad superior que nos compele a escribir una historia.
• Escribimos por amor al arte:
Escribimos por el arte en sí, porque nos purifica el alma (catarsis). Incluso ni siquiera es necesario que alguien nos lea.
• Escribimos para dar valor al mundo:
En un mundo consumista queremos crear algo con nuestras propias manos y ayudar al mundo en la medida de nuestras capacidades.
• Escribimos para conocer nuestros límites:
Escribiendo y dando forma a nuestro trabajo, comprendemos lo que somos verdaderamente capaces de lograr a través de la escritura.
Las motivaciones instrumentales: cuando escribir es medio, no fin
• Escribimos para difundir verdades que no se encuentran fácilmente en otros medios:
En los libros podemos desarrollar ideas sin limitaciones de espacio y tiempo que en otros medios como la televisión o redes sociales no es posible.
• Escribimos para construir un mundo mejor:
Queremos cambiar el mundo para bien y confiamos que si nuestros libros tienen el suficiente éxito podrán influenciar positivamente al mundo en que vivimos.
• Escribimos porque tenemos una o varias historias que contar al mundo:
Ya sea una historia vivida o creada en nuestra imaginación, que sentimos que el mundo debe leerla.
Las motivaciones del recuerdo y la reflexión
• Escribimos para dejar el pasado atrás:
El pasado nos persigue, pero escribiendo las plasmamos en el papel o en el ordenador, y de alguna forma extraña empiezan a quedar encapsuladas en el texto, y es más fácil dejar al pasado atrás.
• Escribimos para no olvidar ideas y sentimientos:
Las ideas que se revuelven en nuestro interior van variando como todo en la vida, y a veces escribiendo logramos retener un poco de las opiniones más personales de un determinado período de la vida. Luego de volver a esos textos, guarda un gusto nostálgico y maravilloso.
• Escribimos para transmitir ideas:
Nuestros estudios e investigaciones llegan a un punto que queremos digerir los mismos y darlos a conocer a los demás, así nacen muchos libros.
Las motivaciones del crecimiento personal
• Escribimos para ordenar ideas:
Escribiendo logramos ajustar las ideas como un rompecabezas.
• Escribimos por curiosidad, para aprender:
Escribimos porque así logramos aprender nuevas cosas. Escribir nos mueve a leer y leer, a escribir hasta conformar un círculo virtuoso.
• Escribimos para salir de nuestra burbuja:
Es muy cómoda nuestra zona de confort, sin embargo, escribiendo podemos arriesgarnos a proponer una obra que tal vez pueda sorprender al mundo. ¿Te animas a hacerlo?
• Escribimos porque la acción de escribir nos hace felices:
La acción de escribir nos produce alegría, y el momento del día en el que nos sentamos, con un café caliente (u otra bebida de preferencia) y liberamos nuestra imaginación, lo sentimos como un día bien vivido.
Las motivaciones del propósito superior
• Escribimos para nosotros mismos:
Escribimos ideas o eventos para asentarlas en nuestra psique, para recordarlas más adelante, para volver a ellas si acaso las olvidamos.
• Escribimos para conocernos mejor:
Escribimos porque así logramos descifrar enigmas bien guardados en nuestro inconsciente.
• Escribimos por deber:
Escribimos por una sensación de deber, de que escribir este artículo, escribir este libro, pueda tener una importancia cardinal para mi comunidad o para mi país o incluso para el mundo.
• Escribimos para aprender a escribir:
Escribiendo cometemos tantos errores, que solo en el calor de la acción logramos comprender y luego en las revisiones aborrecemos y aprendemos a evitarlos. Escribir nos enseña a escribir; después, por supuesto, del ejercicio permanente de la lectura.
Las motivaciones más controvertidas: el lado oscuro de la escritura
Y LAS MÁS CONTROVERSIALES:
• Escribimos por dinero:
Publicar libros es una fuente de ingreso y, aunque es discutible, no se encuentra entre las razones más puras a nuestro entender.
• Escribimos por fama:
Escribimos para hacernos de un nombre o para alcanzar la fama. Si esta motivación es primordial en nuestras verdaderas ganas de escribir, la escritura se vuelve un medio y no un fin en sí.
• Escribimos para satisfacer a nuestro ego:
Nuestro ego quiere imponerse al resto de las personas, tal vez el éxito de una primera obra, nos nuble la visión y afecte negativamente a nuestra prosa. Esta motivación es una de las más perniciosas y universales. Debemos estar conscientes y tener a raya al ego.
• Escribimos por soberbia:
Escribimos porque nos sentimos más inteligentes que los demás. Cuando la mayoría de las veces no es el caso, escribir un libro más que una genialidad es una tarea ardua que requiere dedicación. Este es otro problema grave en la comunidad literaria y es mejor aceptar si caímos en este andarivel para rápidamente volver al buen camino.
Las motivaciones más destructivas
• Escribimos por odio:
Escribimos porque odiamos a algo o alguien y queremos destruirlo. Esta motivación causó guerras y otras atrocidades, por lo que resulta altamente peligrosa. Debemos contrarrestar esta motivación con los ojos bien abiertos.
• Escribimos para difundir mentiras:
En el mundo digital en que vivimos, las noticias falsas (fake news) están causando perjuicios a diestra y siniestra, por lo que representa una de las motivaciones negativas más vigentes y dañinas del momento.
• Escribimos por miedo a hablar, por miedo a expresar lo que pensamos:
A veces nos falta coraje para enfrentar los desafíos, y escribiendo creemos que hacemos el bien, cuando a veces solo es un subterfugio para evitar los problemas.
• Escribimos porque nos sentimos solos:
Escribiendo creemos superar a la soledad, cuando, en realidad, el hecho de mantenernos ocupados no cura el dolor profundo que sentimos. En este caso es mejor dejar de un lado la escritura y tomar al toro por las astas.
Las motivaciones del escapismo
• Escribimos para alejarnos del mundo, de las dificultades y problemas del mundo:
De nuevo elegimos escribir como un escape de todo, cuando en realidad solo estamos posponiendo problemas que con el tiempo tienden a agravarse.
• Escribimos porque es lo único que sabemos hacer:
Escribimos porque sentimos que es lo único en que somos buenos, lo único en lo que tenemos un valor comparativo superior. No caigamos en esta mentira, hay muchas empresas que podemos acometer con éxito. No nos centremos solo en escribir, existen muchas cosas más que disfrutar en la vida.
• Escribimos por obligación:
Escribimos porque alguien nos compele a hacerlo. La obligación afectará negativamente a nuestra prosa hasta volverla desagradable para el autor y el lector.
Conclusión: La escritura como espejo de la humanidad
Como vimos, existen diferentes motivaciones para escribir y, como humanos, a veces es fácil caer en las motivaciones del segundo apartado, aunque debemos estar conscientes de los pasos en falso para concentrarnos en las motivaciones más puras.
Escribir es un arte mágico, divino, alucinante que puede cambiar tu vida, y aunque el excedente de libros sea astronómico, y aunque no alcancemos el éxito deseado, la escritura sigue representando una acción tan valiosa para la humanidad, que solo puedo recomendar a no descuidar esta actividad.
Escribamos a pesar de que nadie nos lea, escribamos con una fe ciega en que podemos ayudar al mundo, escribamos para el presente y para el futuro.
Escribamos por un mundo saludable y feliz.
Reflexión de la sección “Libros de Arena” de Gaceta Parnasus, donde exploramos los aspectos más profundos y controvertidos del acto de escribir en el siglo XXI.