Por Manuel Vegega
A 420 años de Hamlet, la Mona Lisa de la literatura.
El poeta T.S. Elliot realizó en su época una comparación entre la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, que es la obra pictórica con más estudios e interpretaciones en la historia del arte; y la tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, la obra escrita más comentada y analizada por los críticos literarios, actores, directores y lectores en la historia de las letras. Pero seamos honestos: ¿es Hamlet la crema de la crema de la literatura o estamos dándole más valor del que merece? Respuesta breve, si lo es. Incluso mucho más si logras compenetrarte con esta pieza.
Los estudios y debates sobre Hamlet pueden colmar bibliotecas enteras y resulta abrumador investigar sobre esta obra. Muchos de los intelectuales que escribieron sobre el tema lograron desentrañar ideas tan reveladoras que les ayudaron a desarrollar teorías fascinantes como Freud y Jung, los padres del psicoanálisis o filósofos tan influyentes como Shopenhauer, Hegel, Nietzche y Camus. Sin contar a todos, y sí, todos los cuentistas, poetas, novelistas y dramaturgos de la modernidad.
Los orígenes de la obra maestra
Es probable que Shakespeare conociera la historia desde muy joven por una traducción al latín o al francés de la obra de Sajón Gramático. Y a tal punto le atraía la historia que llamó a su único hijo varón: Hamnet. Hamnet y su gemela Judith nacieron en 1585. Dos años más tarde se cree que apareció la primera versión de la obra teatral conocida como Ur-Hamlet, que estuvo fuertemente influenciada por La Tragedia Española de Thommas Kyd, la obra teatral más popular en Inglaterra antes que William Shakespeare alcanzara el estrellato.
Hamlet fue escrita por Shakespeare entre 1599 y 1601; y cabe resaltar que existen tres versiones distintas de la obra: el primer cuarto (Q1), el segundo cuarto (Q2) y el primer folio (F1). El primer cuarto es considerado el malo y se afirma que fue transcripto por un actor secundario, el segundo cuarto es el más amplio y el primer folio es el presentado en las obras completas de William Shakespeare de 1623.
Una obra nacida en tiempos de peste
La obra de Hamlet fue escrita en los tiempos en que la pluma de William se encontraba en su punto más alto y en los tiempos que el poeta sufría la pérdida de su hijo y de su padre en medio de una epidemia que causó estragos en Inglaterra. Evidentemente, William sintió a la muerte tan cercana, rondando su vida, y de ahí surgen las poderosas reflexiones que se vuelcan en la historia.
La obra inicia con la inquietante indecisión de Hamlet tras la muerte de su padre, el rey de Dinamarca, y el matrimonio de su madre con su tío, el nuevo rey. Solo que en la versión de Shakespeare, Hamlet se pasa la obra debatiéndose entre tomar las armas y vengar a su padre o alejarse de sus problemas.
Los temas universales
Todo lo contrario a su rival, Fortinbras, que se apresta sin vacilaciones a atacar Dinamarca y vengar a su propio padre, que murió en las manos del padre de Hamlet. Su perfecto opuesto y espejo de lo que Hamlet no lograba ser.
La obra recorre los temas de la venganza, la falsedad, la intriga, el miedo, la indecisión, la traición, el existencialismo, la locura, el amor y la guerra. Posee análisis psicológicos que se adelantan 300 años a los descubrimientos de la psicología moderna. En particular con la aparición del rey Hamlet, que no queda claro si es un fantasma, una proyección de las preocupaciones del protagonista o la relación de Hamlet y Ofelia, o Hamlet y su madre. Constantemente, William Shakespeare juega con los límites que separan la realidad de la ilusión, lo posible de lo imposible y la locura de la genialidad.
El soliloquio más famoso de la literatura
En la obra, Hamlet pronuncia siete soliloquios entre los que sobresalen legendarios pasajes como: “¡Si esta sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse, disuelta en una lluvia de lágrimas!”, “¡Oh, qué innoble y miserable esclavo soy!”, y el más conocido en la historia de las letras: “Ser o no ser, esa es la cuestión”, en donde se pone en tela de juicio el valor de la existencia. ¿Para qué vivir, si uno no es capaz de enfrentar a su destino, si no está presto a enfrentar la adversidad y la mala fortuna?
La influencia de Hamlet es tan inmensa que sería difícil listar a los escritores, porque todos fueron tocados por la pluma de Shakespeare en mayor o menor medida. No hubo nadie como Shakespeare que expresara tan bien las ambigüedades del ser humano, causadas por sus emociones y su capacidad para razonar lógicamente y el conflicto interno que ocasionan los distintos caminos que uno puede escoger.
420 años en escena
Durante los últimos 420 años, Hamlet siempre estuvo en escena. En los últimos años las producciones más interesantes son las realizadas por la Royal Shakespeare Company y otras compañías de teatro que se pueden ver en inglés en los servicios de streaming: Globeplayer, Marquee TV, Broadway HD e incluso Youtube. Existen variaciones de la obra en donde Hamlet es interpretado por una actriz y versiones en donde todo el reparto es femenino.
Otras obras de teatro amplían el universo de Hamlet como: Rosencratz y Guildestern están muertos de Tom Stoppard, llevado posteriormente al cine. El séptimo arte logró interesantes versiones como las adaptaciones de Kenneth Branagh, Grigori Kozintsev o las protagonizadas por Laurence Olivier, David Tennant, Mel Gibson y Ethan Hawke. Incluso Disney creó su versión de la obra con las películas del Rey León, que no se trata de una coincidencia, aunque Disney le da un final más positivo.
El mensaje final
En los últimos tramos de la historia, Hamlet llega a la conclusión de que sus vicisitudes y cobardía no lo conducen a ningún lado y proclama: “Estar listo lo es todo”, o mejor dicho, “Estar listo para enfrentar tu destino con valentía y sin miramentos, incluso aunque tu vida esté en juego”, esa es la cuestión. “Esa es la forma de ser”. Hamlet, que eligió no ser durante toda la obra, al final elige tomar medidas y arriesgar su vida para vengar a su padre. La obra finaliza con uno de los finales más trágicos posibles.
Para finalizar, no nos cansamos de resaltar que muy pocos escritores se adentraron en las profundidades del inconsciente como William Shakespeare y lograron desentrañar verdades universales que trascienden la literatura. Por eso Shakespeare permanece en lo más alto de las letras inglesas y comparte el podio de los mejores escritores junto a figuras de la jerarquía de Homero, Dante, Murasaki o Cervantes.
“Ser o no ser, esa es la cuestión”, en donde se pone en tela de juicio el valor de la existencia. ¿Para qué vivir, si uno no es capaz de enfrentar a su destino, si no está presto a enfrentar la adversidad y la mala fortuna?