Por Francisco Esquivel
Didáctica de los Tiempos: reflexiones sobre el aprendizaje en tiempos de pandemia
Por Francisco Esquivel
Abril 2021 | Vol. 04
Recuerdo cuando antes, miraba a los adultos, desde abajo. Todo lo que les circundaba, las charlas diferentes a nosotros, algo más serias. Viendo noticieros, hablando de lo que hablaban los noticieros. Digo recuerdo, y de cerca, ya que hace instantes me pareció sentir esa presencia y muy cerca. Una vez que los meses y los años iniciaron su galope avanzando en el tiempo, no me di cuenta como crecí (en estatura física) y como ahora miro a esos adultos de cara a cara, mismas distancias, a veces hasta bajando un poco el foco.
Pasó que, hace minutos y después de este largo día al sol, me senté al escritorio. Ya no tanto para trabajar en el carácter que invoco entre en el intervalo del alba y su posterior crepúsculo sino para dedicarme a una actividad académica. Hoy, voy por mi tercera clase de Didáctica Universitaria, siempre soñé con entrar a una clase declamando un poema, contando un cuento, y enseñando después. Siempre, aspiré a ser profesor de unos cuantos.
Rendir culto al noble oficio de la docencia, servir desde lo bueno que puede o se decide uno a dar, marcar vidas positivamente y que, quién sabe, encontrarnos nuevamente algún tiempo después diciéndonos ellos “profe”. Entonces, para llevar esa idea de lo idílico al plano real, fui hace unas semanas atrás a pagar mi matrícula y cuota, entregar los papeles juntados, y ahora aquí estoy, aguardando el link que me ingrese a la videoconferencia donde voy a escuchar al profesor de profesores.
Me preparé para eso, con mi mate y algunos materiales. Me puse cómodo en mi silla especial de escritorio, y sin darme cuenta, dormí. Sí, dormí. Fueron entre 5 a 20 minutos, mismos números de páginas que debía leer antes de la clase. Desperté algo confundido, como el típico de un borracho subsumido en su resaca, como una siesta disparatada de las 2 de la tarde a las 5 de la mañana.
Recuerdo, como antes, miraba a los adultos, desde abajo, ahora más de cerca, quizás y sin quererlo, a mí mismo.
Una reflexión íntima sobre el crecimiento, la vocación docente y esos momentos cotidianos que nos conectan con nuestra infancia mientras abrazamos nuevos desafíos académicos.