Por Lilian Aliente
Es una de las hijas del gran Darío Gómez Serrato. Ellos son diez hermanos que llevan el arte en su sangre y en memoria de su padre se dedican a cultivar y difundir todo el legado cultural que ha dejado Gómez Serrato, una de las grandes estrellas que brillan en el firmamento del cielo poético paraguayo. Ella; Hortensia Gómez, cantante, guitarrista y arpista, habló para Gaceta Parnasus y nos cuenta sobre las obras y algunas vivencias de su padre Darío Gómez Serrato.
El libro Ñe’ênga de su padre Darío Gómez Serrato se publicó recientemente. ¿Qué nos puede comentar sobre dicha obra?
El libro es un aporte valioso a la cultura , de inconmensurable valor porque el ñe’ênga representa la idiosincrasia del paraguayo; y es una alegría para nuestra familia poder poner a disposición de todos este libro que reúne más de 1300 ñe’ênga, que la mayoría son de la autoría de mi padre Darío Gómez Serrato.
¿Tienen proyectado seguir haciendo otras publicaciones?
Sí, contamos con varios escritos de mi padre, en castellano y guaraní, y tenemos proyectado seguir trabajando para poder publicar ya el cuarto tomo de sus obras.
¿Cómo fueron los comienzos de su padre como artista?
Si bien desde niño se inclinó a lo artístico, escribiendo varios poemas, su primer gran paso fue en la Banda de Policía, en la cual ingresó a los 16 años, donde logró a alcanzar altos niveles de estudios de música con los maestros Salvador Dentice y Nicolino Pellegrini. Su legado cultural es una riqueza de la cual podemos aprender, comprender y también nos ayuda a amar lo nuestro. Es un cántaro de agua cristalina, en el cual se puede saciar la sed.
¿Recuerda alguna anécdota especial que le haya comentado su padre?
A pedido de mi padre, yo preparaba tortillas de hojas de batata, pues él me comentaba que durante la Guerra del Chaco fue un menú especial debido a la escasez de alimentos, a lo cual yo le respondía: “opámako la guerra che ru”.
¿Cómo definiría lo que representa Darío Gómez Serrato para el acervo cultural del Paraguay?
Su legado cultural es una riqueza de la cual podemos aprender, comprender y también nos ayuda a amar lo nuestro. Es un cántaro de agua cristalina, en el cual se puede saciar la sed.